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Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que seremos. Pero sabemos que, cuando él sea manifestado, seremos semejantes a él porque lo veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él se purifica a sí mismo, como él también es puro.

Todo aquel que comete pecado también infringe la ley, pues el pecado es infracción de la ley.

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